Enhorabuena, ya es usted funcionaria. ¿Qué sintió cuando le comunicaron que había aprobado las oposiciones para el Ayuntamiento de Zaragoza?
No me lo creía y, a día de hoy, me lo sigo sin creer, porque llevo estudiando oposiciones dos años, y tenía la sensación de que todo era estudiar y estudiar, pero a la vez, alcanzar la meta me parecía un futuro muy lejano. En algunas oposiciones te piden muchos méritos, cosa que yo no tengo, por eso estudié y me preparé a fondo para las del Ayuntamiento de Zaragoza, porque esas no requerían méritos, y como sé que mi cabeza puede dar de sí, estaba convencida de que, si estudiaba y me aplicaba, podría aprobar el examen.
Y así ha sido. Hay mucho desempleo entre las personas con discapacidad intelectual. ¿Se siente privilegiada por haber encontrado un trabajo fijo para toda la vida?
Siento que me ha tocado la lotería porque, si cuando no tienes discapacidad, encontrar un empleo está muy difícil, cuando tienes una discapacidad, todavía más. Normalmente, puedes acceder a una serie de trabajos que no están mal. Pero yo me dije, si a pesar de mi cabeza, y con mis limitaciones, veo que puedo aspirar a más, ¿por qué contentarme con uno de esos puestos? A raíz de un taller de empleo en el que participé, hice unas prácticas en el Museo de Zaragoza que resultaron ser el mejor trabajo que he tenido nunca, vigilando que no tocaran los cuadros ni las esculturas y resolviendo dudas. Me encantaba ayudar a los visitantes y darles indicaciones: dónde estaba la sala de Goya, dónde podían ver no sé qué obra… Fue el mejor año de mi vida, porque me salía solo el trabajo, y se me pasaban las horas volando. Y ahí fue donde tuve claro que quería trabajar para la Administración pública. Vi que a mí me gustaba y que eso era lo mío.
¿Sabe ya cuál va a ser su función y cuándo empieza?
La plaza que he sacado es de subalterno para el Servicio de Educación del Ayuntamiento de Zaragoza, que era en el que yo quería estar. Y, hasta donde yo sé, voy a trabajar en el conservatorio de música de Domingo Miral, donde me incorporaré en septiembre. Las funciones que voy a realizar allí son las mismas que hago ahora en Plena inclusión Aragón: atender el teléfono y, si la persona por la que preguntan está ocupada, tomarle el recado, hacer fotocopias, acompañar a las visitas a la sala donde tengan una reunión con fulanito de tal, llamar a esa persona para avisarle de que ha llegado su visita… Yo creo que me va a gustar mucho ese trabajo.
¿Cree que habría logrado su plaza de funcionaria sin las clases de preparación de las oposiciones a las que asistió en Plena inclusión Aragón?
Si hubiera tenido que estudiar yo sola, sé que no lo habría conseguido. La formación en Plena inclusión Aragón me ha ayudado a ir estudiando poco a poco. Me pedían que estudiara un tema para tal día, para así buscar las dudas y poder ir preguntando en clase. Pero, si me hubiera preparado por mi cuenta, sé que hubiera ido dejando las cosas para el día siguiente, y no habría sido tan disciplinada con los estudios.
¿Qué ha sido lo más difícil en todo este proceso de dos años?
Yo empecé a estudiar primero las oposiciones de personal de servicios auxiliares para el Gobierno de Aragón, y aprender cómo funciona y cómo se organiza el Estado a mí me generaba muchas dudas. Me resultó muy difícil toda la parte de la Administración, y hay cosas que no me gustan y las cambiaría.
¿Qué les pediría a las instituciones públicas que convocan puestos de trabajo para personas con discapacidad intelectual?
Con la Administración General del Estado no tengo ningún problema, porque tanto los exámenes como los temarios ya están adaptados a lectura fácil. Pero, para las oposiciones del ayuntamiento, por ejemplo, no había ningún manual oficial adaptado, y si las pude preparar fue porque Plena inclusión Aragón lo hizo por su cuenta. Y, aun así, llené varios folios con las palabras que no entendía. Y luego, Marta, mi formadora, me resolvía todas las dudas en clase. Por eso les pido a todas las administraciones públicas que se pongan las pilas con la lectura fácil y adapten tanto los temarios como los exámenes.
Empieza nueva vida, con nuevo trabajo y nueva casa. ¿Cómo está resultando la experiencia de compartir piso por primera vez?
Después de vivir toda la vida con mi familia, me acostumbré a estar yo sola, ya que pasé dos años viviendo por mi cuenta. Luego, el Gobierno de Aragón me concedió plaza en un piso tutelado por Kairós. Y he de reconocer que al principio de compartir casa hubo rifirrafes con mis compañeros, pero hemos ido limando asperezas. Ahora, va todo muy bien y no lo cambio por nada.
¿Qué tal lleva lo de tener que ocuparse de las tareas del hogar?
A ver, le voy a decir lo mismo que a mi psicóloga: hacer las faenas de casa es muy aburrido, pero sé que es lo que tengo que hacer. Y, ahora que comparto piso con otras tres personas, lo llevo mejor, porque apuntamos las tareas que nos tocan hacer a cada uno a lo largo de la semana en una cartulina, y no es lo mismo que tener que hacerlas tú sola todos los días. Prefiero vivir con otras personas porque, si no, no me da la vida.
Las novedades no paran de sucederse en su vida. Hace poco, ha sido elegida la portavoz en la Plataforma Aragonesa de Representantes de Personas con Discapacidad Intelectual. ¿Cómo es que se ha embarcado en esta aventura?
Desde pequeña, siempre me ha gustado ayudar a los demás. De hecho, siendo más joven, me ofrecieron estudiar Trabajo Social, y ahora me arrepiento de no haberlo hecho, porque me gustaría trabajar apoyando a la gente que lo necesita. Si yo puedo ayudar a una persona, lo haré. Y por eso he acabado en la plataforma. Mi amiga Esther Salas, que está en la plataforma estatal, me dijo: “ni se te ocurra, porque es mucho trabajo y dedicación, y tú ya estás en oposiciones, en el grupo de mujeres, en el de salud, en actividades de ocio…”. Y, gracias a que también pertenezco a la comisión de accesibilidad, represento a Plena Inclusión Aragón en la Mesa de Accesibilidad Universal del Ayuntamiento de Zaragoza.
¿Y quiere ayudar a las demás personas con discapacidad intelectual haciendo que tengan voz propia ante las instituciones?
Claro, porque ahora estoy viendo que las administraciones empiezan a tener en cuenta lo que pensamos y opinamos las personas con discapacidad. Por eso es importante dejarse ver, porque, a veces, cuando escuchas a algún cargo público, piensas que habla para el resto de población o para un grupo específico, pero no para las personas con discapacidad, y tú no te sientes identificada. Es lo mismo que ocurría cuando empecé a ir a las manifestaciones contra la violencia machista. Pero, en la de noviembre de 2024, la persona que leía el manifiesto iba acompañada de una intérprete de lengua de signos, y hablaban de discapacidad intelectual. Ahí me sentí incluida, cosa que no había ocurrido en anteriores manifestaciones.
¿Es la misma razón por la que se unió a Los que no se rinden?
Sí, somos la primera asociación de España creada por personas con discapacidad intelectual y del desarrollo. Lo hicimos para luchar por nuestros derechos porque, que tengamos discapacidad, no significa que no podamos dar nuestra opinión, a pesar de que llevamos esa etiqueta de que no sabemos pensar por sí solos.
Por si esto fuera poco, ahora se está formando también para participar en octubre en el encuentro Con Voz Propia de Plena inclusión. ¿En qué consiste?
Es un evento para que las personas con discapacidad también podamos opinar y dar nuestra visión de diferentes temas. Yo, por ejemplo, estoy en el proyecto que han llamado el Barco de la Inclusión, porque me parece muy importante que los órganos de gobierno de nuestras entidades sean más inclusivos. Ya se nos va teniendo en cuenta, pero es que son muchos años luchando por eso, y algo hemos conseguido.
¿Y aún queda mucho por hacer?
Desde luego. Yo, con cierta edad, ya tengo medio resuelta mi vida, pero hay que luchar mucho por las generaciones futuras. ¿Cuál es el modelo de ciudad o de gobierno que queremos para ellos? Con el actual, mi generación no lo ha tenido nada fácil. ¿De verdad es eso lo que queremos para los que vendrán?
¿Cuál es el modelo que usted quiere?
Pues uno en el que hayamos avanzado un poco más. A ver, que no digo que lo que hemos conseguido hasta ahora no esté bien, que lo está. Pero habría que hacer más. Se puede mejorar en accesibilidad cognitiva, por ejemplo, en las oposiciones, o en la inclusión de nuestro colectivo en todos los ámbitos: gobiernos, administraciones, entidades sociales, empresas… Cuando sus representantes hablen en público, también quiero sentirme incluida e identificada.
